18/6/14

Salim Ghazi Saeedi - NamoWoman (2012)

 
Recientemente recibí un sorprendente correo de Irán. Un chico llamado Salim Ghazi Saeedi me presentaba sus discos y, entre otras cosas, decía: "a pesar de las restricciones que el gobierno de Irán impone a la música rock he tenido la oportunidad de dar a conocer mi música más allá de sus fronteras". Es complicado no sentir una enorme curiosidad - y admiración- por alquien que se dedica a coger la guitarra y ponerle distorsión en un país donde hasta hace poco se imponían multas de miles de euros a músicos, se cancelaban conciertos y los discos deben pasar antes de ser editados por el ministerio de cultura, entre otras prácticas que persiguen la músicas y ciertos géneros, como el heavy, son considerados directamente satánicos. Baste leer algunas de las noticias de los últimos años, como esta sobre la banda Yellow Dogs, esta sobre la escena underground de Irán o esta otra sobre la persecución del rap y el rock para hacerse una idea del panorama.
 
Pues bien, una vez superada la curiosidad inicial y habiendo investigado un poco la escena iraní me dispuse a escuchar con detenimiento el disco. A pesar de que en su web menciona mútliples influencias, como Jeff Beck, Marty Friedman o Thelonious Monk , lo cierto es que este trabajo es complicado de etiquetar. Aunque puede adscribirse inicialmente al rock progresivo, Saeedi se dedica a explorar e investigar sobre multitud de géneros: jazz, rock, heavy, todo ello aderezado con música tradicional de su país y de Oriente Medio. Entre los sonidos más tradicionales sería obligado referirse a músicos como Hossein Alizadeh o Kooch como referentes principales, pero la amalgama que se presenta en NamoWoman es una verdadera locura.
 
El álbum se compone de nueve temas en el que ninguno supera los cinco minutos. Saeedi es el compositor y se encarga de todos los instrumentos, así como de la mezcla y la producción. Sin embargo, el disco no suena casero y bien podría haber sido editado por cualquier sello independiente europeo. Si bien la destreza y habilidad de Saeedi es palpable en cada una de las pistas, este trabajo es de difícil digestión. Hay un puñado de buenas ideas aquí y allá, pero personalmente echo en falta algo de la espontaneidad que destilaban por ejemplo Forgotten Silence en su disco Kro Ni Ka, con quienes Saeedi tiene algunos puntos en común. Aún así, habrá que seguirle la pista, porque su propuesta es tan arriesgada como atractiva.
 

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