5/6/14

Responsabilidad social en la música: el caso de Metallica en el festival de Glastonbury

Lo que ha sucedido a raíz de la confirmación de Metallica como uno de los cabezas de cartel del festival de Glastonbury ha sido sorprendente. Aunque la afición a la caza de James Hetfield era conocida -en el documental Some Kind Of Monster y en A Year And A Half In The Life Of... ya quedó bien clara- el estreno de un programa para el canal Historia, titulado The Hunt y narrado por Hetfield, ha desatado un cúmulo reacciones inesperadas.

El programa narra la historia de una pareja de cazadores en Alaska. Estos dos tipos se dedican a matar, como era previsible, todo tipo de animales salvajes, incluidos osos kodiak, uno de los de su especie más grandes que existen, junto con el oso polar. Por cierto, que la caza de osos en la zona está permitida, aunque regulada. Ahí queda eso... La cuestión es que esto ha motivado que miles de asistentes al festival se movilicen para conseguir que Metallica no toque en Glastonbury. Si queréis echar un vistazo a los detalles hay una página de Facebook y una web donde se recogen firmas.

Este hecho supone un cambio importante en el negocio de la música, que casi siempre se ha mantenido al margen de consideraciones éticas apoyándose en el componente emocional que la música conlleva. Al igual que el fútbol, la música provoca que sus aficionados sean capaces de dejar a un lado cualquier tipo de moral y ética. Da igual que nuestro artista preferido apoye la pena de muerte o especule en bolsa, si viene a tocar a nuestra ciudad iremos a verle pagando lo que nos digan. No hay mucha diferencia con un equipo de fútbol, cuyo presidente esté implicado en casos de corrupción e, incluso, acabe entrando en la cárcel, que si mi equipo gana lo que sea ahí estaremos para corear y alabar su nombre. Pues bien, eso va tocando a su fin. O, al menos, eso podría indicar el caso de Glastonbury, porque la cuestión es que esto no ha sucedido con una banda cualquiera, no. Es Metallica, que han vendido millones de discos y son capaces aún hoy en día de convocar a decenas de miles de personas, y eso que sus años de esplendor quedan ya muy lejos.



Según un informe Nielsen del año pasado "el 50% de los consumidores de todo el mundo están dispuestos a pagar más por productos y servicios de compañías implicadas en programas de Responsabilidad Social Corporativa" y "el interés de los consumidores por la responsabilidad social de las empresas ha aumentado en el 74% de los países analizados, un dato significativo que denota la importancia de que las empresas realicen programas adecuados y comprometidos con la sociedad". Está claro que los ciudadanos -mejor que consumidores- cada vez se fijan más  en cómo se hacen las cosas. No sólo importa que el producto tenga calidad, sino que el proceso por el cual ha sido fabricado haya sido respetuoso con las personas y el medioambiente. 

Todo eso se extrapola al mundo de la música de esta forma que hemos visto en Glastonbury. Quizá queramos ver a esta banda, incluso que seamos los mayores fans, pero si apoyas la caza y el uso de las armas no quiero que vengas a tocar. Es posible que todos los músicos deban estar cada vez más atentos a la conciencia social de sus aficionados, porque quizá el próximo que se vea en una situación como esta lo haga porque su gira es escandalosamente costosa, porque tenga un alto impacto ambiental o porque sus trabajadores cobren demasiado poco.


Actualización 30/06/2014: en respuesta a todo lo ocurrido Metallica, y obviamente asesorados por alguna compañía de marketing y publicidad, abrieron su concierto en Glastonbury con esta peculiar versión de su habitual intro, en la que aparecen ellos mismos cazando a los cazadores. Y ya que estaban, también han sacado camisetas con fragmentos de noticias sobre la polémica.

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