24/5/13

El valor del descarte en la crítica musical

En esto de la prensa musical hay quienes consideran que un redactor no puede permitirse el lujo de escribir sólo de aquellos discos que le gustan. O al menos no quienes se dediquen a ello profesionalmente, que no pueden escribir como si de una guía de compra se tratara, como se comentaba recientemente en un artículo publicado en El País. Sin embargo, y en mi opinión, en esa afirmación hay varias cuestiones que se escapan. 

Con un mercado musical absolutamente masificado, en el que ni siquiera es posible saber con certeza cuántos lanzamientos se dan cada mes, hay que elegir. Y para elegir no tenemos muchas opciones: o nos dedicamos a seleccionar aquello que nos parece más interesante para los lectores o entre esa selección incluimos también discos que no vamos a recomendar. Con este panorama, la elección de trabajos para dedicarles una mala crítica es cuanto menos una pérdida de tiempo, además de un espacio que ya no va a ocupar otro disco más interesante. 

Por ello, debemos recuperar el valor del descarte, de relegar y omitir aquello que consideramos menos relevante, porque cuando dedico algo de mi tiempo a leer críticas de discos no me aporta nada que me digan lo que no tiene interés. Quiero descubrir algo interesante, quiero enterarme de que tal o cual músico que llevaba años sin editar resulta que ha sacado un disco apabullante, pero ¿leer como alguien me dice que un disco es malo? Ya tengo una edad, así que déjenme que lo averigüe por mí mismo y que saque mis propias conclusiones.

Si bien es cierto que la crítica musical actual tiende en demasiadas ocasiones a poner por las nubes casi cualquier lanzamiento que caiga en sus manos, también lo contrario tiene sus consecuencias en el interés cada vez menor que tienen las reseñas musicales. Porque todo esto no trata de si hay más o menos reseñas posititivas o negativas, sino de la honestidad del crítico, para quién escriben y qué quiere aportar la prensa musical a sus lectores. 

La cuestión es menos simplista de lo que parece, pero desde luego la opción más lógica, coherente y enriquecedora para los lectores parece ser la de dedicar preferentemente el espacio a los discos más interesantes, porque quizá a los aficionados les interese más leer más sobre discos que puedan aportarle algo que leer sobre aquellos que quizá no les gusten. Y, desde luego, por mi parte creo que puedo echar una mano poniendo el foco en algún disco que a mi juicio es atractivo, pero no tengo la osadía de decirle a nadie lo que no debe escuchar. Pero claro, quizá sea sólo porque este oficio no es mi profesión primera.

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